Tanta sed… por largo tiempo
mi boca seca, los labios quebrados
y mis huesos crujiendo
sabía ya de mi desierto
negado por
miedo a la libertad.
Agua pedía, agua mi cuerpo
sedienta me negaba a beber.
Hubo de ser la mar bravía
revolcando mis instintos
el cauce velos del río
enfrentándome con las piedras
o el estanque azul
lleno de peces humanos
Te trago en cada inmersión
te penetro a cada brazada
te miro en tu azul inmensidad
Y ya solo sé que soy otra
líquida, fluida, flotante
libre otra vez.